LA PROSTITUCIÓN

lunes, 26 de octubre de 2009

1.- DEFINICIÓN
Procedente de la voz latina "prostituere" que significa originariamente “deshonrar” o “manchar”, también es conocida con el nombre de “meretricio”.


La prostitución consiste en tener relaciones sexuales con personas extrañas a cambio de dinero u otros objetos de valor. Está implícito que el pago se realiza para obtener una gratificación específica. La prostitución es un servicio que puede ser efectuado por hombres o mujeres a solicitud bien de hombres o de mujeres, tiene lugar en las ciudades de todo el mundo y presenta ciertas características comunes, aunque el número de prostitutas puede variar enormemente de una ciudad a otra que se encuentre próxima a ella.


2.- HISTORIA DE LA PROSTITUCIÓN
El concepto de prostitución a variado tanto según las épocas, como los pueblos y hasta desde el punto de vista jurídico, social y médico. Actualmente el concepto se ha extendido tanto en el campo de las investigaciones que según algunos autores como Wuttke afirman que existe la prostitución incluso en las especies animales.


En el género humano la prostitución se encuentra definida en las antiguas leyes atenienses. Solón su primer organizador le da como caracteres la variedad de individuos a los que se entrega la mujer.

En los tiempos de Roma el concepto se comprueba a través de las palabras de “quaestuosa” o que solicita, y “meretriz” o que comercia. La diferencia entre meretriz y la mujer de prostíbulo es que la primera ejerce su comercio clandestinamente y la segunda lo hace públicamente.

Las inscripciones Pompeyanas y algunos textos legales de su época excluyen del concepto de prostitución a la mujer adúltera o a la mujer que tiene un amante pero incluyen a la mujer que mantiene relaciones clandestinamente.

Las leyes de Digesto no hablan para nada de la prostitución masculina hétero y homosexual, tan común sin embargo en la antigüedad, en cambio separa en la prostitución femenina los conceptos de prostituta vulgar ó “mullier quaestuaria” de los de concubina o que vive únicamente con un soltero.

Maras tras la prostitución callejera

Una investigación publicaba por un diario de nuestro país refleja la odisea por la que atraviesa día a día la trabajadora de sexo en nuestro país ya que ellas también son victimas de la delincuencia que azota al país.

Proxenetismo. Cada meretriz debe dar la mitad de lo que cobra a sus clientes


Publicada 18 de julio 2005 , El Diario de Hoy

Jorge Beltrán
El Diario de Hoy

Con sólo 22 años, Patricia (nombre de pila en la prostitución) lleva la carga del sostenimiento de su hogar.

No tiene hijos, pero sí varios hermanos menores y una madre con una enfermedad incurable.

Eso lo hace con gran voluntad, pues es su sangre. Así lo dice. Lo que le parte el hígado de rabia es tener que mantener con su cuerpo al ejército de pandilleros de la clica que manda en la calle donde ella “consigue”, cerca del Parque Infantil.

Por cada vez que se acuesta con un hombre, tiene que entregar la mitad del pago.

Para las prostitutas callejeras es una ley y quien no la cumple ya puede ir preparándose para encajar una golpiza. Y la que se pone rebelde, hasta podría granjearse la muerte.

Ni pensar en buscar otra ubicación. “¿Dónde irán a conseguir -se pregunta Paty- que no haya una pandilla?”.

Paraíso económico

El proxenetismo es una de las actividades que las maras explotan para comprar armas y drogas... es la nueva ley para la prostitución callejera.

Es una forma fácil de obtener fondos. Indefensas y con necesidad de conservar sus clientes, es mejor tributar.

Cualquier punto del país tiene un dominio de pandillas. Muchas veces, esas fronteras están marcadas con grafitis, o simplemente son líneas imaginarias, conocidas únicamente por los habitantes y por los mismos pandilleros... Y las prostitutas.

Esto es lo que sucede en los barrios de San Salvador. La prostitución está sectorizada de acuerdo al dominio de las clicas.

Estas han desplazado a los proxenetas que ofrecían seguridad a las rameras a cambio de sumas mucho menores que las que exigen las pandillas.

El alcahueterismo de las maras ha hecho que las prostitutas redoblen su trabajo.

Esto es porque, en el caso de Paty, si quiere llevar $20 ó $30 a casa, debe atender a cuatro o seis clientes. Cobra $10 por un rato de sexo, $5 son para la mara.

Ella asegura que no pertenece a ninguna pandilla, pero que igual tiene que pagarles.

A su madre le ha dicho que labora en un puesto de comida callejero, de esos que ofrecen carne asada, chorizos y café a los noctámbulos.

Sale de su casa poco antes de las cuatro de la tarde. A las nueve ya tiene que ir buscando el bus que la lleva a su casa al poniente de San Salvador.

El día que Paty habló con El Diario de Hoy fue un sábado por la noche. Había sido un día malo. No había tenido ni un cliente.

Y entonces, ¿cómo hizo para pagar el impuesto? Por suerte el pandillero recaudador no llegó por que toda la clica estaba en un mitin general. Esas reuniones en las que las maras planean sus actividades y cada jefe de clica expone sus problemas y entrega al jefe el dinero recaudado.













Foto EDH


Karmina (nombre de pila) es otra prostituta. Tiene rostro de niña, un vientre obeso y su piel está macilenta. También es explotada por las pandillas.

Con el proxenetismo de las maras, según Paty y Karmina, los dueños de los moteles también obtienen sus ganancias, pues las rameras están inhibidas de ir a hospedajes que están fuera de su sector.

Otros ganadores

Antes de subirse al auto de un cliente, deben preguntarle a cuál pensión la llevará. Si está en un barrio rival, la mujer desiste y le ofrece ir a las que están cerca.

Karmina y Paty saben los peligros del oficio debido a la sectorización a la que las han obligado las maras.

Si una de ellas es detectada que sale de un motel donde domina otra pandilla, cuando menos le quitarán el dinero, sino es que la golpean o la matan, en caso de que la prostituta pertenezca a una mara.

Aunque oficialmente no hay un estimado de cuántas féminas comercian con sexo en las calles, basta ruletear un par de horas antes de la medianoche por algunas calles de San Salvador, para caer en la cuenta de que son decenas las mujeres que se ganan la vida de esa forma.

La intersección del Bulevar Los Héroes y la 49a. Avenida Sur y muchas de sus calles adyacentes son un panorama bastante completo de lo que es la prostitución callejera.

Esos sectores ofrecen una renta para las clicas que dominan el sector: más jóvenes que en cualquier otro sector, más clientes potenciales y el precio por un rato de sexo es más elevado.

Todos esos factores unidos hacen un paraíso económico para las maras.



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